El nuevo Mercat de Sant Antoni, la lonja más moderna de la capital catalana, abrió sus puertas hace justo un año. Tras la inauguración, el mercado y sus establecimientos más próximos han recibido casi 57 millones de visitantes, unos 10 millones más que en el 2018. Este incremento del 22,23% aparece en el informe encargado por Sant Antoni Comerç para medir el impacto de la reforma.
Vicenç Gasca, presidente de Sant Antoni Comerç, hace un balance “muy positivo” del primer año. La remodelación, explica, “era una incógnita para muchos y una esperanza para todos”. “El nuevo mercado ha sido un revulsivo y lo demuestran los datos”, añade el propietario de una tienda de ropa situada frente al mercado.
Los días de mayor afluencia a la zona comercial de Sant Antoni Comerç habían sido históricamente los viernes y los miércoles, y siguen siéndolo con unas 180.000 visitas al día (unas 20.000 personas más que la media diaria). Sin embargo, el estudio recoge un repunte los sábados. El incremento medio de visitas en este día es del 24,2%. “Esto demuestra que la gente se siente cómoda paseando y haciendo sus compras en el barrio”, celebra el presidente de la entidad, en referencia a la peatonalización de la ‘supermanzana’ de Sant Antoni. “Hemos pasado de un barrio en blanco y negro a uno en color”, apostilla.
Mejoras pendientes
El nuevo Sant Antoni se hizo esperar –unos nueve años- pero ha enamorado a vecinos y visitantes. Ahora se trata de mantener la llama viva, quizá lo más difícil. “Debemos ser realistas. Ahora es una novedad y toca consolidarnos, fidelizar. Para eso tenemos previstas diferentes acciones como la tarjeta Viba, que acabamos de lanzar y con la que se acumulan descuentos en los diferentes establecimientos asociados y se ofrecen sorteos y promociones”, explica Gasca, quien también considera fundamental la remodelación de toda la Ronda de Sant Antoni, encargada de conectar la plaza de Universitat con Montjuïc. Para Gasca, esta actuación, que va con retraso, debería estar entre las prioridades del próximo gobierno municipal. “Estas obras no deben entender de colores políticos porque son políticas de ciudad. Como el proyecto del mercado, que lo empezó el alcalde Hereu y lo continuaron Trias y Colau”, subraya.
Algunos vendedores denunciaron a principios de año las corrientes de aire que soportaban a diario. Los vendedores situados bajo los grandes ventanales, además, sufrían goteras los días de mucha lluvia. Con la llegada del buen tiempo, el Institut Municipal de Mercats de Barcelona (IMMB) ha ganado tiempo. Inicialmente los técnicos pensaron en pantallas de policarbonato para taparlos. Y termoplástico para las pequeñas abertura decorativas. “La solución está en proceso y la idea es que esté acabado esta primavera. Han pensado en diferentes materiales, pero finalmente parece que usarán vidrio”, explica la presidenta de la Associació de Concessionaris d’Alimentació del Mercat de Sant Antoni, Maria Masclans, sexta generación de la bacaladería Masclans Orígens. Con todo, a pesar de estas deficiencias, añade ilusionada Masclans, el mercado va camino de ser “uno de los mejores del mundo”.